HISTORIA DE LA FUNDACION DEL PUEBLO SAN FERNADO DE SOCABAYA


Año 1796 Juan Domingo de Zamácola y Jáuregui
Por la bondad de sus tierras en el Siglo XVII (17) existía en Socabaya, varias haciendas de españoles, cuyos dueños algunos residían aquí en Socabaya, y otros en la ciudad de Arequipa. Se dice que el primer Alcalde Ordinario de este pueblo fue Don Francisco Herrera, y el Cacique de Indios Don Idelfonso Osnayo. Entre otros datos importante el Bachiller Zamácola dice “A distancia de dos leguas al Sur de Arequipa; en el camino Real que tira a los valles de Tambo, Moquegua y Arica se encuentra un paraje conocido con el nombre de Valle de Socabaya. Su temperamento es más cálido y sin comparación más húmedo que el de la ciudad de Arequipa”.
Riegan este Valle cuatro ríos que son: el de Paucarpata cuyo origen es detrás del Volcán Pichu-Pichu, en las cabeceras del pueblo de Chiguata, también se les denomina “Huacán”. El Canchismayo que se forma en las cabeceras de Characato y sólo conduce agua en tiempo de lluvias; juntándose con el río Huacán en el sitio denominado Umapalca. El río Mollebaya que se forma de varios manantiales de los cerros del Pichu-Pichu y el río Postrero o Postrerío, cuyo origen es un manantial en la pampa de Izuña. Los dos ríos Mollebaya y Postrerío se juntan en el sitio llamado Mauca Llacta, y van hacía el oeste hasta Huasacache, donde también se juntan con el Huacán y Canchismayo, siguiendo su curso hasta juntarse con el río Chili en el sitio denominado Tingo, que en lengua general de los indios significa “Junto o Unión”. En la caja de dicho río Postrero a poca distancia de nuestro pueblo hay una gran peña con una gran concavidad en forma de bóveda, en donde brotan hilos de agua cristalina y hacia el Sur existen cerros que se denominan Pillo o Pillu donde predominan andenería incaica.
Todos estos ríos no son abundantes de agua, pero cuando el año es de lluvias, no deja de hacer daños en las riberas, llevándose extensiones de terrenos de sembrío.
El Valle de Socabaya tiene tres lenguas españolas de longitud y media legua de latitud. En aquella época producía trigo, maíz, papas y algunos ganados. Dice el Padre Zamácola que “Su gente era robusta y bien apersonada y blanca.Las mujeres sumamente fecundas que sino quitara la vida la terciana del Valle de tambo a tantos socabayos a donde van a trabajar en aquel valle no cupieran de pie en sus país. No hay terciana en Socabaya. Las únicas enfermedades que se observaba fueron dolores de costado y Tabardillos”.
El hombre de Socabaya provendría de las palabras quechuas Suca y Aya que quiere decir Campo de Sepulcros según unos y Soco-Baya, sumidero-lugar según otros. En efecto parece que en tiempo de los incas fue un cementerio de la región, por los restos que se han hallado acá especialmente en las faldas del Cerro Pillu, de donde los españoles por corrupción del idioma vinieron en llamarle Socabaya, como lo nombramos hoy.
Los primeros españoles plantaron en este sitio viñas, había dos molinos de agua y un horno para cocer cal.
No solamente fueron los terremotos los que despoblaron Socabaya sino también las epidemias que sobrevinieron en el año de 1600 por el sismo de este año, las tierras quedaron infructíferas, salitrosas y cubiertas de arenas (a raíz de la erupción del Volcán Huaynaputina).
Por el aumento de la población de Arequipa volvieron a ser trabajadas estas tierras y los topos se vendían a diez y ocho reales; volviendo la prosperidad al Valle.
En el año de 1718 este pueblo volvió a sufrir el castigo de una plaga llamada peste que volvió a despoblar el Valle. Fray Francisco Sotomayor, de la Orden Mercedaria compadecido de las calamidades que sufrían los habitantes sobrevivientes se dedicó ha adoctrinarlos, para lo cual quiso construir una capilla en el sitio denominado San José de Pueblo Viejo. Obra que no llegó a lograrse. Un vecino de Socabaya llamado Francisco Tamayo hizo construir una capilla de bóveda en el sitio denominado Pasto de Lara, en terrenos del Monasterio de Santa Catalina. Capilla pequeña que se destruyó en el terremoto de 1784. Había otra Capilla en el lugar denominado Huasacache.
En el año 1794 fue nombrado párroco de Socabaya el Bachiller Don Juan Domingo de Zamácola y Jáuregui, dejando por momento su curato de Cayma para cumplir con lo dispuesto por el REAL PATRONATO. El propio Doctor Zamácola escribe la forma como se hizo cargo de la parroquia y dice: “Mi primer cuidado sólo se redujo a obtener los ánimos de aquellos vecinos en quienes advertí la suma frialdad y total desapego a las cosas de Dios. Y es el caso que había y hay todavía en aquel Valle unos cuantos picarones quienes por vivirse a su Ley llevan una vida desastrosa no les gustaba tener tan a la mano un cura que velase sobre ellos; éstos fueron los que sembraron varias cizañas diabólicas para retraer a todos los demás de la asistencia a las faenas y demás que se ofrecían. Pero llegado el tiempo de la Cuaresma conocieron la mayor parte de las gentes por medio de las amonestaciones y exhortaciones amorosas el bien que debían esperar así en lo temporal como en lo espiritual si se verificase la conclusión de la Iglesia y la formación del pueblo”.
Se debe considerar a Juan Domingo Zamácola y Jáuregui, historiador ilustre dignísimo párroco de los curatos de Cayma y Socabaya, como el verdadero fundador del Pueblo de San Fernando de Socabaya; puesto que dispuso la reagrupación de las casas en torno de la Iglesia formando la plaza, mandó construir arcos de piedra labrada a un costado de la Iglesia, mandó construir un local para la escuela y para atraer a los niños, por primera vez en el Perú, el cura de Zamácola les distribuyó las cartillas, cuadernos y rosarios. Se declaró Patrona de la Iglesia a María Santísima con el Título de NUESTRA SEÑORA DE LOS REMEDIOS; asimismo se declaró Patrón del Pueblo a SAN FERNANDO REY DE ESPAÑA; la efigie del Patrón de cuerpo entero y de madera construido por el maestro Don Diego de Cáceres, lo mismo que la efigie de San José.
Además la labor del Bachiller de Zamácola y Jáuregui, no solamente se concretó en la conclusión y adorno de la Iglesia y la construcción de las casas del pueblo, sino que también mandó hacer el camino real que se dirigía al Valle de Tambo y otros pueblos anexos. Como el terreno del pueblo era accidentado por esta razón se le llamaba MUCHADERO, se efectuaron desmontes y planificaciones dándole la topografía que actualmente tiene. Haciendo la aclaración que este camino como la parte correspondiente a la plaza, Iglesia, calle Real por el costado de abajo y por la cabecera otra calle Real, formando un perfecto triángulo es y pertenecen a la parroquia por sucesión de los dueños de este sitio que son Don Buenaventura de Talavera, doña Felipa y doña Rita de Talavera y los Demás herederos de don Ignacio de Talavera y Dávila y don Manuel Asencio de Talavera.
El templo y la sobras civiles se inauguraron el 25 de mayo de 1795, o sea que en un año se había realizado una gran labor; se celebró con este motivo una gran fiesta con música, bailes y regocijo del pueblo.